Diagnóstico de la lumbalgia

Diagnóstico de la lumbalgia

Las causas de la lumbalgia pueden ser muy complejas y existen muchas estructuras en la columna que pueden causar dolor. Para descubrir las causas de la lumbalgia y elaborar un plan de tratamiento, los médicos les pedirán a los pacientes que describan el sitio, gravedad y tipo del dolor, además de los antecedentes del dolor: cuándo el paciente lo empezó a sentir y las actividades que puedan estar asociadas con él.

Las siguientes partes de la anatomía vertebral son fuentes comunes de la lumbalgia:

  • Las grandes raíces nerviosas en la parte inferior de la espalda que pasan a las piernas pueden ser irritadas
  • Los nervios más pequeños que proveen de nervios a la parte inferior de la espalda pueden ser irritados
  • Pueden distenderse el par de músculos grandes de la parte inferior de la espalda (músculos erectores de la columna)
  • Pueden lastimarse los huesos, los ligamentos o las articulaciones
  • Puede degenerarse un disco intervertebral

Es importante notar que muchos tipos de lumbalgia no tienen causa anatómica conocida, pero esto no quiere decir que el dolor no existe. Aun sin causa identificable del dolor, el dolor del paciente sigue siendo real y debe ser tratado.

Clasificación de la lumbalgia

Un diagnóstico generalmente clasificará la afección del paciente en uno de tres tipos de dolor. Los pacientes pueden experimentar primero un tipo de dolor y, según la evolución de su afección, pueden experimentar luego otro.

  • La lumbalgia axial, el tipo de dolor de espalda más común, ocurre únicamente en la parte inferior de la espalda y no llega a las nalgas ni a las piernas. El dolor puede ser punzante o sordo, y puede ser tan fuerte que limita la realización de las actividades cotidianas, tales como ponerse de pie y caminar. Generalmente empeora con ciertas actividades (como los deportes) o posturas (como sentarse por largos períodos) y se alivia con el descanso. La mayor parte de los casos de lumbalgia axial son agudos –lo cual quiere decir que son de corta duración y se curan dentro de 6 a 12 semanas– pero pueden durar más tiempo y llegar a ser crónicos.

FUENTE: spine-health.com

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